Como clown en Sonrisa Médica, son unos años recorriendo las habitaciones del hospital: De habitación en habitación, llevando una canción tras otra, pompas, música, títeres, magia, juegos… Sin embargo, hace unas semanas viví algo único al entrar en una habitación en particular.
Lo que vi fue un pulso de vida, unas ganas inmensas de vivir. La luz que entraba irradiaba vida, y el reflejo del sol en sus ojos comunicaba algo claro: ahí no podía haber nada más que amor, ganas de vivir, ganas de luchar, ganas de estar.
Estos son los momentos difíciles en los que debemos estar presentes. Son momentos que muchas veces no somos capaces de manejar porque, además de ser clowns, somos personas y sentimos. A veces, este punto de fragilidad nos alcanza justo en el momento en el que comenzamos nuestra actuación, mirando a los ojos de aquellos que nos necesitan.
Hoy, quien les habla no es la doctora pastilla, sino la persona que está detrás de ella. Una persona que también se emociona, que se enfrenta a este tipo de situaciones y que ve aparecer todos sus miedos. Pero al salir de esa habitación, sé que he dejado un granito de felicidad, de amor, un momento mágico. Un momento que recordaremos tanto ellas como yo, un momento que quedará guardado en nuestros corazones y en nuestros recuerdos.
Espero que esta experiencia nos acompañe con una inmensa gratitud y felicidad. Acompañar en los momentos complicados de la vida nos enseña mucho. Son momentos de aprendizaje, momentos de amor, los que nos brindan estos encuentros dentro del hospital.
Doctora Pastilla 🤡