El otro día, en el Hospital de Día de Son Espases, vino una niña de Ibiza que hacía tiempo que no veía, y me quedé boquiabierto de cómo de guapa estaba. Lo había visto durante muchos meses en la Planta de Oncología Pediátrica y, a veces, tenía muy pocas ganas de que los payasos la visitaran, pero el otro día rio solo de vernos.
Ver una niña que está superando su enfermedad oncológica es una alegría incomparable. No solo porque su estado de ánimo es radiante y su mirada desprende luminosidad, sino también porque ves sus padres con una alegría natural, y no aquella que han tenido que forzar durante los duros y difíciles momentos que han vivido.
Es una sensación que te conmueve del todo y te contagia este sentimiento de felicidad!
¡Viva la medicina, viva los médicos y las enfermeras, y viva la salud!
Aspirino