Había una vez una doctora que vivía en la fantasía; veía el mundo desde un ángulo diferente al de los demás. Un día, tuvo una revelación: llevaría sonrisas, alegría, sueños, juegos y mucho amor a todos los niños y niñas de los hospitales.
También a esos niños que están dentro de nosotros, los adultos, esos que poco a poco van apareciendo a medida que envejecemos.
Un día, la doctora, que respondía al nombre de Pastilla, pensó: «Qué bonito sería». Así fue como, desde muy lejos, llegó a Sonrisa Médica, la asociación de payasos de hospital más antigua de España. Pensó que ellos sí que debían saber de estas cosas.
Y así, pensando en positivo y siempre con alegría, se unió y se dio cuenta de que no estaba sola. Había docenas de doctores y enfermeros peculiares como ella; todos eran verdaderos payasos, y por todo lo alto.
Más personas se sumaban a este noble cometido en los hospitales: llevar alegría, juegos y, sobre todo, amor. Mucho, pero mucho, mucho amor.
Ese tipo de amor que cura, que llena, del cual nunca nos cansamos de dar y recibir.
Doctora Pastilla🤡