Hola, soy yo: Sion Camilla Literas (sí, con dos eles y unas cuántas eses que a veces la gente coloca donde no toca).
Esta es la historia de mi presentación más impresentable, porque, sí, amigas y amigos: los payasos también enfermamos. No lo hacemos a menudo, porque la nariz roja ya es una vacuna emocional de por sí, pero de vez en cuando el cuerpo dice “hasta aquí”.
Así que me encontré ingresado en un hospital público, yo, que normalmente doy vueltas por las plantas haciendo de payaso. De repente, cambio de papeles: ellos vestidos de blanco y yo con la bata de hospital y calcetines de rayas (los míos, no los del hospital, que no son tan fashion).
Por suerte, tuve la suerte inmensa de ser atendido por profesionales maravillosas, de aquellas que ya conozco de mi día a día, pero esta vez, con otro color. Yo les decía: “Eh, que no me dais risa demasiado, que todavía me voy a descoser el punto!”, y ellas contestaban con una sonrisa tierna pero firme.
Y yo, que no puedo evitarlo, seguí bromeando, con el goteo colgante y el cabello un poco despeinado. Una enfermera me dijo:
– Sion, ni enfermo dejas de ser payaso!
Y pensé: Qué suerte tener este trabajo, y estas personas.
Ahora ya estoy mejor, cargando energías para volver pronto a los pasillos, habitaciones y quirófanos, para seguir haciendo esto que más me gusta: repartir risas.
Hasta pronto, desde la unidad de humor terapéutico del corazón.
Sion Camilla