Un día de trabajo por la mañana, Pamviolí y Toribia entraron en la habitación de la señora D. Ella estaba haciendo pulseras de escoubidou y Toribia no pudo resistirse a hacer una cuadrada, ya que la señora D no n había hecho nunca.
Mientras Pamviolí tocaba el violín con gran maestría, D se fijó en su habilidad. Pamvi le explicaba técnicas del instrumento, Toribia se convirtió en una niña pequeña y la madre de D estaba tan feliz y contenta que se marchó un rato para descansar.
Nosotros, como tres niños en el patio de la escuela, también cantamos y nos contamos mil cosas. El tiempo pasó volando hasta que mi madre volvió y casi nos quedamos con ella.
Fue un momento tan precioso y mágico que el tiempo se detuvo. Unos días más tarde, la señora D nos dijo que había terminado la pulsera que Toribia había empezado y, quién sabe, quizás algún día el violín también sonará.
Toribia🤡