Y hoy les voy a hablar desde la perspectiva de la persona que lleva puesta la nariz roja, dando vida a ese personaje tan especial que es la Doctora Pastilla. Cuando ocurren momentos especiales en las habitaciones, no puedo evitar emocionarme con todos mis sentidos.
Quiero compartir con ustedes una de las situaciones que me ha tocado esta semana. Estábamos en la planta 4I del Hospital Can Misses, entramos en una habitación junto a la Doctora Lola Cortisola y el hijo de nuestro paciente, un hombre mayor que acababa de tener un problema que lo dejaba sin poder hablar ni expresarse bien y que además, no recordaba muchas cosas.
Su hijo nos dijo: «mi padre no puede hablar». Nosotros respondimos que a veces, algunas canciones o emociones pueden ayudar a la recuperación del paciente y le preguntamos si podíamos intentarlo.
Él respondió: «Por supuesto, adelante». Saludamos a su padre y nada más entrar, él nos miró sin decirnos nada, solo nos observó.
Le preguntamos al hijo de dónde eran y nos dijo que eran de Ibiza de toda la vida. Pensamos que sería una buena idea cantar una canción y empezamos a cantar:
«Anàrem a Sant Miquel,
anàrem a Sant Miquel,
una colla de gent bona,
xim pum, da-li, da-li, da-li, trum trum,
una colla de gent bona».
Apenas terminamos el primer estribillo y él ya estaba cantando con nosotros. Su hijo no podía creer lo que veía, las lágrimas brotaban de sus ojos. Terminamos toda la canción, los cuatro juntos. Momentos como estos son los que hacen que nuestro trabajo valga aún más la pena.
Dra Pastilla🤡