Un canto que despierta el alma

Vicent de Manteniment, entre arreglar una cosa y estropear otra, se pasea por el hospital de Can Misses (Ibiza) repartiendo sonrisas y sorpresas. Pero, a veces, es él quien queda sorprendido y emocionado. Así fue hace un tiempo, cuando al entrar en una habitación vivió un momento que le conmovió y le hizo feliz a partes iguales.

Aquel día, Vicent entraba con su compañera, Lola Cortisola, en una habitación de puntillas. El personal sanitario les había advertido que el paciente, un hombre mayor, apenas reaccionaba y estaba muy débil. Aun así, los dos payasos, cargados de ilusión, decidieron entrar para regalar un pequeño instante de alegría al paciente y a su familiar. Intentaron establecer un vínculo, pero el estado del hombre lo hacía difícil. Entonces recurrieron a la música… y aun así, parecía complicado.

Hasta que, de repente, Vicent de Manteniment y Lola Cortisola empezaron a cantar “Anàrem a Sant Miquel”, la canción ibicenca más conocida. Y para sorpresa de todos, ¡el señor empezó a cantar con ellos! ¡Qué momento tan bonito! ¡Qué alegría ver cómo, por unos instantes, él volvía a estar presente con nosotros!

Y todavía hay más. Su ahijada contó que él, antes, sabía hacer ucs (gritos tradicionales ibicencos que acompañan los bailes populares). Así que Vicent y Lola no lo dudaron y empezaron a hacer ucs. Y, de nuevo, aquel nuevo amigo de los payasos arrancó a hacer ucs con fuerza y alegría. Su ahijada lloraba al ver a su padrino feliz y lleno de vida.

Y… esto es un secreto… pero Vicent de Manteniment también lloraba, por dentro y por fuera. Le emocionaba ver a aquel hombre tan querido, acompañado del amor de su ahijada. Una ahijada que lo sostenía de la mano con admiración, respeto y ternura. Una ahijada que volvía a ver a su padrino cantar y hacer ucs como antes.El paciente no lo sabía, pero en aquel instante, él y Vicent estaban muy unidos. Y es que, por un momento, payaso y paciente fueron uno solo.

Vicent de Manteniment