La torre de control, con mil botones, llumetes, palancas, sensores, también motores, micrófonos… ¡Tantas cosas que me rodean! ¡Tantos factores!
Un avión planea, aterriza o se eleva…
Y los payasos, en el hospital, no nos podemos despistar! Tenemos que estar pendientes de los 360° que nos rodean: nos trucan, nos gritan, nos paran, nos reclaman… Es como tener mil ojos y mil funciones activadas en la hora!
Por eso, cuando llegamos, nos transformamos en una TORRE DE CONTROL.
Pasa un pájaro? O un camello? O un gorro?!
¡Qué pasa, qué pasa?!
Aquí estoy yo: contenta, feliz, con la nariz reluciente, el instrumento afinado, el cuerpo calentado y muy lista, muy lista.
Y así, cada día es una aventura. Una misteriosa aventura en compañía de otro payaso, con su propia torre de control en marcha. Y detrás, también hay otra grande TORRE DE CONTROL: la oficina!
Y no os pensáis! Allá también son bien payasos: mueven mil palancas, pulsan mil botones, contestan llamadas, encienden luces y… hacen que todo esto funcione!
Funciona y funciona y funciona…
Atención! Listos para elevar en 3, 2, 1…!
Toribia Molécula