Los pañuelos son necesarios.

Aquello necesario es indispensable.

Si me dispensas, voy a la despensa.

En la despensa hay aquello que es bueno.

Aquello bueno se hace estimar.

El cariño de un niño hospitalizado hacia al payaso es, para el alma, un regalo.

Y el regalo más grande son las sonrisas de los niños.

Hayas venido del pueblo, de la ciudad o con una patera en medio del mar,

siempre encontrarás un payaso en el hospital que te estará esperando.

Tus lágrimas quedarán atrapadas a los pañuelos voladores de los payasos,

y tu risa crecerá, como tu vida maravillosa que te espera.

Aquí nos tienes.

Sion Camilla