Miércoles en la ruta de quirófano, al entrar nos separamos uno en un modulo de operación y otro camino al otro para asistir a todos los pequeños que venían a primera hora. Ato llega justo que el pequeño, un amigo que venía llorando de miedo, muy nervioso, el papá y la anestesista trataban de calmarlo pero sin resultados, yo me mantenía la distancia sin participar, esperando el momento para ver si podía calmar al pequeño.
Al irse la anestesista me acerco poco a poco y me enredo con la cortina que separan los boxes, sigue llorando, camino y choco con una camilla y sigue llorando, pruebo una canción a distancia y sigue llorando, tenía mucho mucho miedo de todo. Me escondí en el box de al lado y simplemente comencé a conversar con el, poco a poco se fue calmando, por detrás de la cortina entro solo una mano y lo saludo, unos segundos después veo que su mano también pasaba a través de la cortina y me saludaba. En ese momento asomo la cabeza y el ríe, desde ahí comenzó una historia guapa entre gags y canciones que calmaron al pequeño y al papá. Al venir el doctor y decir que se llevaban a la sala de operación se despide del padre y yo le digo, yo te acompañaré hasta la puerta y si el doctor me deja entraré y cantaré hasta que te duerme, el responde con una sonrisa nerviosa… miro al doctor y me cierra un ojo como diciéndome ok, podrás entrar Doctor Atomo, miro al pequeño y sonreímos…
Me acordó este precioso poema de Gabriela Mistral Vivir en ti “Sólo quisiera ser uno de los motivos de tu sonrisa, quizá un pequeño pensamiento de tu mente durante la mañana, o quizá un lindo recuerdo antes de dormir. Sólo quisiera ser una fugaz imagen frente a tus ojos, quizá una voz susurrante en tu oído, o quizá un leve roce en tus labios. Sólo quisiera ser alguien que quisieras tener a tu lado, quizá no durante todo el día, pero de una u otra forma, vivir en ti.” Doctor Átomo